Sin cobertura
Se podría decir que Oriente Medio vive un momento de expansión cultural que se manifiesta en su desarrollo electrónico, su creciente industria mediática, una cultura cinematográfica en transformación y nuevas prácticas dentro de la factura de cine y vídeo. La asimilación del vídeo dentro de la cultura árabe, no obstante, no ha sido inmediata, y si bien como medio comenzó a ganar popularidad a partir de la década de los ochenta, sólo en los últimos quince años ha logrado reconocimiento como forma artística.
Durante los últimos veinte años la región ha presenciado una extraordinaria interacción entre la industria del cine árabe, la televisión y la producción de vídeo independiente. A raíz de la desaparición del monopolio de El Cairo sobre la industria de la imagen en movimiento, han proliferado los canales árabes de televisión por satélite y surgido nuevos centros de producción mediática, directores/as de vídeo independientes y documentalistas experimentales... Ellos/as conforman un nuevo núcleo de influencia no sólo en ciudades como Beirut, El Cairo, Damasco, Ammán o Argel, sino también en Teherán y Estambul; tienen ideas y normas propias sobre lo que significa el compromiso social y están generando el nuevo orden visual de la región. Recientemente y debido a sus características estéticas y a la adopción de posturas críticas, analíticas y conceptuales, el vídeo experimental y el documental de investigación de Oriente Medio se ha ganado el aplauso internacional. Trabajos independientes de la región se han convertido en objeto de estudio de numerosas publicaciones y ensayos especializados, así como de conferencias y exposiciones en Beirut, El Cairo, Estambul, Sharjah... Este tipo de obras han desencadenado importantes debates sobre la memoria, la verdad, la verificación y la representación visual y esto ha permitido que obtengan una visibilidad y reconocimiento internacional sin precedentes. Así, recientemente, teóricos del vídeo y del documental de todo el mundo – y en particular de Occidente – han prestado mayor atención a la historia, la memoria y la naturaleza de estos trabajos, considerándolos un género discursivo experimental en el que la estética y las teorías culturales se conjugan en una combinación dinámica. Gracias a todo ello, antiguos prejuicios sobre las características y calidad del vídeo de Oriente Medio comienzan a desaparecer.
Los/as artistas aquí incluidos/as son, por lo general, muy jóvenes: salvo contadas excepciones, han nacido en la década de los setenta y aunque comienzan a despuntar en festivales y exposiciones internacionales son todavía relativamente desconocidos/as. Si no han crecido en Europa y Norteamérica, en algún momento se han desplazado allí para estudiar y finalmente fijar su residencia temporal o permanentemente. Muchos de
ellos/as dividen su tiempo entre ciudades como Beirut y El Cairo y Nueva York o París. A diferencia de artistas árabes de la generación anterior, los participantes de Sin cobertura muestran el impacto de
Para terminar, el título del programa, Sin cobertura, alude a la proliferación de canales de televisión árabes de las últimas décadas y a cómo éstos deciden obviar (dejar literalmente sin cobertura) la producción de vídeo independiente. Dicho de otro modo, Sin cobertura representa aquellos vídeos que los canales por satélite panárabes han optado por excluir.
Khaled D. Ramadan