El 15 de Marzo de 2003, cuando el mundo se levanta en manifestaciones para parar la guerra contra Irak, un grupo de internacionalistas salen hacia Bagdad como medida de denuncia y para intentar parar la guerra.
Arturo Cisneros junto a un equipo de varias personas, se introducen en la brigada a Bagdad con el objeto de relatar y dejar testimonio gráfico de lo va a ocurrir los días siguientes. Durante su estancia en Bagdad y Amman, Jordania, además de filmar el ambiente que se respira en las calles de Bagdad, se dedican a realizar entrevistas a un gran número de brigadistas. Preguntas personales acercándose al lado humano de un grupo de personas muy heterogéneo, intentando descubrir las razones y las motivaciones de un viaje a un país en estado de pre-guerra.
Además, se realizan una serie de entrevistas a ciudadanos iraquíes, a madres, a profesores de colegio, a pintores, a niños, para tratar de reflejar los sentimientos de una población civil que está a punto de ser bombardeada por el ejército mas poderoso del mundo.
El día que empieza la guerra, Arturo Cisneros y sus compañeros vuelven a Pamplona, pero tres compañeros permanecen allí hasta la “caída” de Bagdad. Estos últimos, durante su estancia en Bagdad se dedican a recoger datos a cerca de los bombardeos y las victimas civiles. Le ponen nombres y apellidos a la muerte.